martes, 27 de agosto de 2013

El clásico capitalino más disparejo (en el papel)


Como aficionado ya sea al América o a los Pumas, el partido donde se ven las caras sus escuadras favoritas creo que es el más esperado de toda la temporada y ahí entran varios factores, donde el principal es el de la propia afición que se desborda a cualquiera de los dos estadios de la Ciudad de México donde este par de clubes suelen salir a darse hasta por debajo de la lengua debido al “Odio deportivo” que se tienen.
En el caso de los felinos no hay vuelta de hoja que este “clásico” sea el partido que nunca quiere perder, mientras que por el lado de las águilas, con todo y que se tiene gran rivalidad con Chivas y Cruz Azul, el partido contra los universitarios suele ser el más intenso y desde mi punto de vista el más atractivo, pues con los del “Rebaño Sagrado” en el llamado “Clásico Nacional”, los últimos duelos han dejado mucho que desear, mientras que ante los de la Noria, la balanza ha sido inclinada por los de Coapa a su favor desde hace rato ya, formando una paternidad o jetatura de color amarillo.
El próximo domingo el actual campeón y superlíder del campeonato se mete a Ciudad Universitaria para enfrentar a uno de los peores cuadros puma de hace rato, y por el contraste que existe entre ambas instituciones, respecto a su rendimiento actual, los dirigidos por Miguel “Piojo” Herrera deben ser palomeados como favoritos indiscutibles para llevarse los tres puntos y de paso acabar de hundir a Antonio Torres Servín, que me parece estaría acompañando a Manuel Lapuente, Benjamín Galindo y a Victor Manuel Vucetich, en ese selecto grupo no grato de técnicos cepillados en este torneo.
Mientras que por el lado de los del Pedregal hay gente que no se encuentra en su mejor nivel como Bravo, Cortés y el mismo Verón, sumado a ausencias importantes como la de Romagnoli y el limitado presupuesto para contrataciones con el que históricamente cuentan en la UNAM, mientras que por el otro lado el panorama es totalmente distinto.
Cuando al final de la temporada anterior ya se sentía la salida del “Chucho” Benítez del club, indiscutiblemente saltaban muchas dudas por el aporte que brindaba el ecuatoriano al ataque azulcrema, sin embrago, los jugadores en ofensiva con que cuenta Miguel Herrera han respondido con goles, hablando muy bien del momento que viven y de que el sistema del técnico aprendió a delegar responsabilidades en otros elementos y conseguir una ofensiva mejor equilibrada que el torneo anterior.
Además que el plantel es de los mejor armados que se recuerden en el nido, en cuanto a la variedad y calidad con que cuenta el técnico, pues de repente tener en la banca a tipos como Luis Gabriel Rey, Osvaldito Martínez, al “Riflecito” Andrade, “Hobbit” Bermúdez y Jesús Molina, son lujos que se da el “piojo” y que muchos quicieran, esto debido a que los que vienen jugando lo han hecho de buena forma, resaltando lo del chico “Quick” Mendoza.
Con todo, es este fin de semana, que ya luce amenazado por las disidencias magisteriales de la Coordinadora Nacional, el más propicio para que América brinde una tarde que pocos olviden, independientemente del bando en que esté cada quien, pues estas realidades que viven las escuadras dan pie a pensar que Pumas en su casa puede salir más que raspado, sino casi liquidado en sus aspiraciones de llegar a una liguilla, primero por los números y segundo en lo anímico, pero hay que esperar al final del juego para ver qué pasa.
Además pueden incidir otros factores, como el que el cuadro felino sea subestimado y eso le pueda abrir las puertas a un repunte, que es a lo que ellos aspiran con este juego en puerta, pues esa hambre que tienen y ante el marco de este compromiso, puede ser un arma efectiva a la hora de generar daño a la valla enemiga, claro, siempre y cuando sea bien canalizada, pues de lo contrario el arma puede revertirse en su contra.

Sin lugar a dudas, la tribuna tendrá un juego interesante, pues la propuesta ofensiva de América, más la necesidad de buscar el resultado de Pumas conjugan elementos decisivos para que así sea, ¡y que gane el mejor!

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