¿Quién no recuerda aquellas
generaciones de Pumas llenas de
jugadores que acabaron convirtiéndose en estrellas del futbol mexicano? Gente de
la calidad de Luis Flores, Miguel España, Claudio Suárez, Jorge Campos, Manuel
Negrete, Luis García, Hugo Sánchez, Alberto García Aspe, Adolfo Ríos, David
Patiño, Ramírez Perales, David Toledo, Antonio Sancho, Braulio Luna, Pablo
Barrera, Joaquín Beltrán y muchos célebres nombres de jugadores surgidos de la
cantera del Pedregal, que a últimas fechas registra una producción baja y en la
mayoría de los casos, de mala calidad.
Si bien la política de Pumas
siempre fue la de producir jugadores para después venderlos, la verdad es que
en las filas de la UNAM dejaban siempre un buen legado, que les permite vivir a
perpetuidad en los corazones de los fieles aficionados universitarios, ya sea
por los títulos conseguidos o por el amor incondicional que se le brinda a una de las
camisetas de mayor arraigo en el gusto de los aficionados por todo el territorio nacional.
Si echamos un ojo a lo que ha
venido sucediendo en Pumas en los últimos seis años, encontramos una debacle en
la producción de fuerzas básicas, pues las últimas “joyitas” dignas de
exportación fueron Pablo Barrera y Efraín Juárez, que hasta el norte del
continente europeo fueron a dar. Pero eso sí hay que recalcar que ninguno de los
dos ha tenido un nivel parecido al que tuvieron en su cuna futbolística desde
que la abandonaron.
Si nos venimos más para acá,
encontramos a Javier Cortéz y David Cabrera y párale de contar, no hay mucho qué
rascarle a eso que en su momento era un verdadero oasis de gente pidiendo a
gritos un espacio para luego salir, tomar y aprovecharlo al máximo.
Aunado a esto encontramos
políticas institucionales que van totalmente en contra de esa filosofía universitaria
que tantas alegrías le dio a sus aficionados, pues el promedio de edad se ha
elevado consideradamente en el primer equipo con contrataciones “bomba” como el
regreso de Leandro Augusto y Dante López, además de las incorporaciones de
Martin Rogmanoli y Daniel Ludueña, que sumadas a las edades de Dario Verón y los
“Pikolines”, encontramos un promedio de edad cercano a los 30 años.
Si recordamos el último
campeonato de Universidad Nacional fue en el ya lejano 2007 ante Atlante y de
la mano de Ricardo Ferreti; y fue ahí cuando inició una bola de nieve que no
han podido detener gracias a malas decisiones que les han costado caro, como el
nombramiento de Vicepresidente deportivo de Alberto García Aspe, que si bien en
su momento sonó bien por ser de la estirpe Puma, el ex seleccionado apostó por
llevar al banquillo a Mario Carrillo, técnico muy bien ubicado por el
campeonato que consiguió con el mayor rival de los universitarios, el América
en el 2005, cuestión que nunca pudo hacer olvidar y que acabó en un rotundo y escandaloso
fracaso, además de ruptura interna y en la tribuna.
Ahora con Mario Trejo como
director deportivo y José Luis Trejo con DT, las cosas no han cambiado mucho y
los resultados ya son de alarma roja, pues con la derrota de ayer en León ante
el bicampeón suman su cuarta derrota al hilo y el torneo empieza a escapárseles
de las manos por lo que no tardan en rodar cabezas.
Ahora la consigna es recuperar el
buen juicio a la hora de tomar decisiones para reestructurar al equipo y
regresarlo a los primeros planos, pero para eso necesitan amarrarse los pantalones
y no tentarse el corazón para hacer limpia a profundidad y sacar de ese plano
mediocre en el que se encuentran los felinos desde hace rato.