jueves, 19 de agosto de 2010

A propósito de la bipolaridad


Hay sentimientos encontrados luego de terminar la edición 2010 de la Copa Libertadores. En primer lugar no se puede pasar por alto la falta de respeto en la ceremonia del himno nacional, en cualquier evento deportivo que se respete es algo básico y que sólo bajo el cobijo de la mafia futbolística sudamericana puede suceder algo como lo de ayer.

Y es que precisamente es lo que más resalta, que históricamente y desde que inició la participación de selecciones y equipos locales mexicanos en torneos oficiales de Conmebol se han presentado un sin fin de irregularidades que lo único que hacen es ensuciar estos torneos, y hacen relucir un opacado cobre de malos anfitriones.

Ante esta segunda incursión de un equipo mexicano en esta instancia resulta frustrante no haber alcanzado el tan ansiado título. De pensar el desánimo que provocó la derrota en los millones de mexicanos amantes del futbol y lo peor, de estarse acostumbrando a casi nunca alcanzar los triunfos resulta aún más decepcionante.

Por otro lado la soberbia del propietario del club jalisciense hace que de alguna manera nos de gusto que no hayan obtenido la tan ansiada Copa. Además y sin el afán de ser malinchista pero sí tal vez un poco realista, sólo a él se le ocurre decir que convertirá a las Chivas en el mejor equipo del mundo, y con puros mexicanos, no creo que le alcance nunca.

Así que aficionados de otros equipos podrán dormir tranquilos, porque de lo contrario nadie se iba a poder quitar a las chivas de encima, y eso si que es de una pereza inmensa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario