jueves, 5 de marzo de 2009

Algo Básico sobre la Web

Los nuevos sistemas audiovisuales interactivos despiertan un gran entusiasmo comercial, y se habla de ellos como una gran revolución comunicativa. Pero, ¿Son verdaderamente eficaces en la transmisión de información y de conocimiento? ¿En qué forma las nuevas formas de presentación multimedia modifican la eficacia comunicativa de imágenes y sonidos?
Medir la eficacia comunicativa es problemático porque es difícil precisar que es exactamente lo que podemos entender por eficacia comunicativa. Sintéticamente se puede definir la eficacia como la medida en que una determinada actividad logra los objetivos deseados.
Esto implica: La necesidad de conocer los objetivos o funciones para los que ha sido diseñado el producto. Medir de alguna manera los efectos producidos por el mensaje, de tal forma que dichos efectos no se puedan atribuir a otros factores diferentes.
Podríamos decir que con demasiada frecuencia sucede que, a mayor cantidad de información entendida como meros datos, menor calidad de la información entendida como sentido. Éste es un problema de juicio práctico: distinguir lo relevante de lo que no lo es, y relacionarlo adecuadamente con vistas a unos fines u otros. Y este problema práctico no puede resolverse con recetas técnicas. La excelencia humana exige no sólo la acumulación de datos, sino también y principalmente que estén integrados cognoscitivamente, es decir, que estén al servicio de un conocimiento de la realidad pleno de sentido.
La tangibilidad de la información es relevante porque tanto el contenido como el contexto dan pistas sobre como debe utilizarlos el usuario. La presentación del nodo textual es muy importante. La dimensión afecta a su composición visual, pero también la participación directa influye en la compresión de cualquier documento. El control y la forma de utilizar el material son básicos en cualquier estrategia.

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